El Zaragoza ve luz en el túnel

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En los últimos días, la enfermería del Real Zaragoza se ha convertido en un laberinto oscuro lleno de incógnitas: contracturas, lesiones musculares, sanciones… pocas certezas. Pero en la rueda de prensa previa al duelo contra el Leganés, Sellés aportó una luz en ese túnel: el cuadro maño podría recuperar hasta cuatro jugadores que venían siendo baja. Insua, Tachi, Paul Akouokou y Marcos Cuenca están trabajando para volver a estar disponibles. Solo la lesión de larga duración de Paulino de la Fuente parece consolidarse como baja segura.

Para un equipo que acumula tropiezos y vive al filo de la desesperación en Segunda División —a cinco puntos aún de la salvación—, cada recuperación es un soplo de oxígeno más que necesario.

Quiénes regresan (o podrían hacerlo) y por qué importa

  • Pablo Insua — El defensa, que abandonó el último partido por molestias en el gemelo, ya tiene descartada una lesión grave. Sellés confirmó que podría estar disponible ante el Leganés. Su regreso aportaría orden y experiencia a la zaga, justo donde más había sufrido el equipo.
  • Tachi — Después de una lesión muscular, ha completado entrenamientos y parece “para competir”, según palabras del entrenador. Su vuelta incrementa la rotación en defensa, clave tras la expulsión de Saidu.
  • Paul Akouokou — El centrocampista marfileño, tras una leve lesión muscular en el aductor que le impidió reaparecer al salir de sanción, ya entrena con normalidad con el grupo. Su posible retorno refuerza el centro del campo, zona vital para recuperar el equilibrio del equipo.
  • Marcos Cuenca — El atacante ha completado parte del trabajo de recuperación y, aunque estaba entre los descartados hace días, aspira a reaparecer. Su alta podría ofrecer una opción extra en ataque o en bandas, ampliando las variantes del equipo.

De este modo, el Zaragoza pasaría de encarar al Leganés con medio equipo tocado, a presentarse con opciones reales de competir en cada línea. Una victoria más se dibuja no sólo como necesario, sino como casi terapéutica: un bálsamo para la moral y la recta final de la primera vuelta.

Más allá de la recuperación: lo que este regreso significa para el proyecto

Que estos jugadores vuelvan no es sólo un tema de nombres. Es una oportunidad para reconstruir un bloque que se ha visto desmembrado por las lesiones y las sanciones. Con Insua y Tachi reforzando atrás, y Akouokou y Cuenca sumando en medio y arriba, el Zaragoza gana en solidez defensiva, control de balón y profundidad ofensiva: justo lo que necesita para afrontar el tramo decisivo del campeonato.

Para Sellés, la competencia interna se convierte en una baza: todos deben ganarse el puesto cada semana, nadie tiene asegurado un sitio sin compromiso y rendimiento.

Marcos Cuenca, cerca de regresar en el Zaragoza

Además, recuperar efectivos es clave para dos aspectos: aliviar la carga física en un calendario exigente y reducir la presión psicológica que supone jugar con medio equipo tocado. Un vestuario más completo transmite calma, confianza, y permite planificar con cabeza.

Un rival directo, una oportunidad para resurgir

Frente al Leganés, rival directo en la zona baja, el escenario y el contexto no podrían ser más propicios. Con esos regresos, el Zaragoza tiene ante sí la primera gran oportunidad real de enderezar el rumbo. No será fácil: el Leganés tiene armas, ritmo, y sabe que el Zaragoza llega con ganas de revancha. Pero con fuerzas renovadas, todo parece un poco más posible.

Muchas veces se decide en los instantes en que quien parecía hundido encuentra un motivo para volver a pelear. Y este Zaragoza, acuciado, castigado… puede sentirse de nuevo vivo.

Lo pequeño que puede cambiarlo todo

En un mundo de duros calendarios, de lesiones inesperadas y de cuentas que no suman, la recuperación de algunos hombres puede cambiar el signo de una temporada. Para el Real Zaragoza no basta con sobrevivir: necesita renacer.

Si Insua, Tachi, Akouokou y Cuenca responden, si Sellés equilibra bien las piezas, y si los futbolistas aceptan el reto con ambición, puede que la permanencia deje de ser una quimera. Y que lo que hoy parece un alivio moderado se convierta en el primer paso de un resurgir emocional. Porque en Segunda División, a veces, bastan cuatro nombres para devolver la esperanza.

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