En pleno rodaje veraniego, el Cádiz CF se ha topado con una sorpresa que podría cambiar su planificación. Y es que el inicio de la pretemporada 2025-26 ha destapado a un pichichi inesperado. No es delantero. No es mediático. Es un joven centrocampista de 21 años que llegó desde el Atlético Sanluqueño… y que ya se ha metido en el bolsillo a más de uno. Es David García.
Ha jugado dos partidos. Y ha marcado dos goles. Su tasa de gol por partido es perfecta. Y, lo que es más importante, ya ha decidido un encuentro con su acierto de cara a portería. Todo esto lo ha logrado en apenas 180 minutos y con la humildad de quien llegó para ganarse un sitio sin hacer ruido.
De Sanlúcar a Cádiz: una historia que quiere hacerse hueco en Segunda
El protagonista responde al perfil de futbolista que enamora a la afición. Joven, trabajador, con hambre y con gol. Procedente del Atlético Sanluqueño, donde firmó una notable campaña en Primera RFEF, aterrizó este verano con el objetivo de hacer la pretemporada con el primer equipo. Ahora, quiere convencer a Gaizka Garitano de que no necesita más cesiones ni vueltas atrás.
Los técnicos destacan su timing de llegada, capacidad para romper líneas y olfato en segunda línea. Y aunque aún no tiene asegurada su plaza en la plantilla del Cádiz CF para LaLiga Hypermotion, su arranque estival hace que muchos ya lo vean como una apuesta real para el curso que arranca en agosto.
¿Se queda en el primer equipo? Las claves del debate
Garitano no ha tomado aún la decisión. Pero en cada rueda de prensa insiste en que nadie tiene el sitio asegurado. Este nuevo fichaje, cuyo nombre empieza a colarse en todas las crónicas amarillas, suma puntos con cada entrenamiento… y con cada gol.

Su versatilidad en el centro del campo. Su capacidad de esfuerzo. Y, sobre todo, su eficacia goleadora podrían convertirlo en una de las grandes revelaciones de la pretemporada cadista.
Un mensaje claro: aquí hay hambre
En un verano donde los fichajes de renombre escasean y el Cádiz busca ajustar su plantilla tras el descenso, este tipo de historias conectan con la gente. Conectan con la grada. Con los valores del club. Con lo que fue el Cádiz cuando nadie creía.
Y en ese relato de reconstrucción y ambición, este centrocampista de 21 años con alma de pichichi empieza a escribir sus primeras líneas en amarillo.