El Real Valladolid se ha desprendido de un nombre que despertó ilusión entre su afición en el pasado. En pleno inicio de la pretemporada 2025‑26, el club ha anunciado la resolución de contrato de Darvin Machís. El extremo de velocidad y desequilibrio que, aunque despuntó en Segunda, no continuará en las filas pucelanas.
Había razones para soñar. Machís, autor de temporadas destacadas en el Cádiz y en el Granada, prometía brillo y desborde en el José Zorrilla. Esta campaña pasada perdió protagonismo, y los números no acompañaron. Ahora, ambas partes han optado por cerrar el camino compartido.
Un adiós sin rencores entre jugador y Valladolid
La salida de Machís se produce en buenos términos. No hubo polémica, ni tensiones. Fue un acuerdo mutuo. El jugador, con ganas de relanzar su carrera, y el Valladolid, con la necesidad de liberar espacio y ajustar la plantilla, coincidieron en que lo mejor era separarse.
En el Valladolid, ya se han puesto a trabajar en el recambio. Debe ser Iván Alejo, que ya está en la ciudad. Se busca dinamismo en las bandas, frescura en ataque y una presencia diferente. El adiós deja espacio para una nueva apuesta. Y esa oportunidad será aprovechada por el cuerpo técnico.
El recuerdo de su pasado en Segunda
Darvin Machís había dejado huella en la temporada 24‑25 con actuaciones brillantes. Con el Cádiz y el Granada combinó gol, regate y experiencia. Esa misma energía fue la que llevó a Valladolid a firmarlo. Pero el fútbol es cruel: no siempre se repite el guion en otro vestuario.
En Pucela, su impacto fue limitado. No encontró ni ritmo ni continuidad. Y, aunque en algunas fases mostró destellos familiares, la lectura general es que no encajó en el modelo. El venezolano, además, encadena cuatro descensos consecutivos. Bien en Segunda, mejorable en Segunda.
Un futuro lejos de Valladolid
Ahora, Machís quedó libre. Su camino continúa. Su calidad sigue intacta y su ambición también. Le esperan mercados nuevos. No faltarán interesados, desde España a Sudamérica. Y su historia no termina aquí. Si algo ha demostrado es que sabe brillar cuando se enciende el escenario.
Mientras tanto, en Valladolid, comienza el proceso de reconstrucción ofensiva. Se respiran ganas de reinventarlo todo. Y esa determinación manda un mensaje claro: el proyecto sigue, con o sin Machís, con ilusión renovada.
